1 de diciembre de 2011

Su tacto, su calor y su olor. Su mirada, su sonrisa, y sus manos. Él.
Miradas, sonrisas, nervios y meteduras de pata. Él.
Ilusiones, alegría, dolor y lágrimas. Él.
 Y es que estoy hasta las narices de que seas el centro de mi puñetero universo.
Estoy harta de tus promesas, que me ilusionan; de tus sonrisas, de tus abrazos e incluso de tus casibesos.
Que sí, que te vayas con la primera puta que te encuentres, y que me dejes en paz.
Que la mierda al lado tuyo es un regalo, para que me entiendas.
Ah, y a mirar y a hablar a tu madre; que te aguante ella, que para eso te ha parido.

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